Revista de Acción Educativa, Nº 98
Hace algunas semanas, la sociedad española se vio, de nuevo, sorprendida por otro globo sonda del gobierno: la pretensión de implantar la jornada continua en los colegios públicos de Educación Primaria.
Las diversas organizaciones sindicales, políticas, estudiantiles así como las Asociaciones de Padres y Madres, mostraron mayoritariamente su rechazo a tal medida, valorando como punto de partida la inoportunidad de la noticia en un momento en el que se abría el proceso de matriculación en los centros públicos y los privados concertados.
La interpretación pues, de considerar dicha medida como un nuevo ataque a la Escuela Pública como servicio de calidad, parece bastante acertada: esta posibilidad sólo se contemplaba en los centros públicos y no en los privados concertados.
En Acción Educativa liemos seguido atentamente la polémica que han mantenido Ministerio, Asociaciones de Padres y Madres y Sindicatos.
La vieja reivindicación de la jornada continua supone, de hecho, una enorme ventaja laboral de los profesores y profesoras. Pero tal mejora laboral no puede conllevar el inconveniente social del cierre de los colegios por la tarde.
A este respecto, Acción Educativa, se manifiesta en contra. Pero quiere sumarse al debate abriendo las siguientes reflexiones:
Parece claro que las clases económicamente más favorecidas podrían pagarse las actividades escolares de la tarde. ¿Pero que pasaría con las clases más desfavorecidas social y económicamente? ¿Acaso estos alumnos y alumnas están condenados a un tiempo de ocio no creativo? Acción Educativa manifiesta su opinión de que los colegios y los institutos deben ser sobre todo lugares de ocio y cultura, al margen de la educación estrictamente formal, además no podemos olvidar que el colegio es uno de los lugares en los que las niñas y niños tienen su sus amigos y donde hacen su vida social. Manifestamos además nuestra opinión de que esta medida atentaría gravemente contra el principio de igualdad reflejado en la Constitución y al principio en el que se sustenta la LOGSE, según el cual, la escuela debe ser un espacio compensador de las desigualdades existentes en la sociedad.
Con dicha medida están en indudable peligro algunas de las conquistas sociales logradas en los últimos años: la red de comedores escolares y la incorporación de la mujer al mundo fiel trabajo. ¿Acaso no está en peligro la existencia de los comedores escolares, que tan buenos hábitos y habilidades pueden desarrollar.
¿Acaso esta medida no supone un claro peligro para aquellas familias en las que tanto el padre corno la madre trabajan fuera de casa, y adaptan su horario al de sus hijos e hijas? ¿Acaso no está claro cual de los dos cónyuges se llevaría la peor parte?
Con una medida cómo esta, ¿No se quebraría el proceso de participación de los padres, que dicha la LOGSE auspicia?
Desde Acción Educativa, defendemos que cualquier medida de este tipo debe ser reposada y meditada. Debe tener en cuenta a toda la sociedad (Asociaciones de Madres y Padres, sindicatos de profesores y estudiantes, MRPs…), ya que es la misma estructura social la que se cuestiona; y sobre todo debe venir avalada por una clara voluntad política de defensa y desarrollo de una Escuela Pública de calidad con todos las implicaciones que ello lleva consigo.
En este sentido, defendernos la línea de apertura de los centros al entorno, de hacer de los centros públicos auténticos centros de centros de cultura v socialización para la infancia y la juventud.
Se hace imprescindible una ley de financiación del Sistema educativo que asegure la implantación de la LOGSE, el mantenimiento y la ampliación de los comedores escolares, así como de una serie amplia, diversa y de calidad de actividades que, con carácter gratuito, estén favoreciendo la compensación de desigualdades que caracteriza a la Escuela Pública.