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Revista de Acción Educativa, Nº 111

Durante los dos últimos años desde Acción Educativa hemos analizado detenidamente en editoriales, manifiestos, libros, documentos, foros de discusión y multitud de plataformas la puesta en marcha de la LOCE.

Nos hemos reunido con personalidades del mundo de la educación, leído libros y realizado análisis diferentes. Nos hemos reunido con cuantas organizaciones hemos podido. Hemos asistido a todos las reuniones donde hemos considerado que nuestra presencia era imprescindible. Hemos acudido a los Congresos que sobre este tema ha organizado el MECD. Nos hemos puesto en contacto con el Ministerio sin que jamás hayamos recibido otra respuesta que el silencio y el desprecio.

Tenemos en marcha un Grupo de Trabajo, un Seminario de investigación que sigue de cerca los desarrollos de la LOCE. Y a este tema hemos dedicado nuestras dos ultimas Escuelas de Verano.

Y todos y cada uno de nuestras sospechas se han confirmado. Todos y cada uno de nuestros temores se han visto reforzados por unos desarrollos contradictorios y trasnochados.

Nos hemos reunido con padres y madres de todo el Estado español, con Sindicatos de profesores y de estudiantes, con nuestros compañeros y compañeras de la Confederación de Movimientos de Renovación Pedagógica. También con cuantas personalidades de reconocido prestigio hemos podido contactar. Y han sido muchas.

Desde el principio y a través de todos estos análisis denunciamos esta ley y lo hicimos porque

Esta Ley se opone a las experiencias pedagógicas más innovadoras del siglo XX, a los planteamientos de los pedagogos más prestigiosos y la búsqueda de respuesta de los profesores más comprometidos.

Esta Ley, como si nada estuviera cambiando, impone programas homogéneos, generadores de un modelo uniforme de persona, pasiva, acrítica y manipulable.

Consideramos que es injusta, ya que, en lugar de compensar las desigualdades de origen social, económico o familiar. las perpetúa mediante el currículo y el modelo de evaluación que constituyen una barrera insalvable para los alumnos con más dificultades.

Como si estuviéramos en los tiempos de la autarquía, identifica la educación con la instrucción orientada exclusivamente a lo profesional y condena al profesorado al papel de mero transmisor de conocimientos preestablecidos, contradictorios, reglamentados.

Reduce los centros a meros lugares de trabajo mecánico.  Anula la participación del alumnado, las familias y el profesorado en las decisiones del centro, reduciéndola a mera consulta por parte del representante de la Administración que ostenta el poder real.

Impone un modelo jerarquizado y autoritario con la configuración del cuerpo de directores y de catedráticos, haciendo tabla rasa de la implicación, el compromiso y la responsabilidad personal del profesorado en todos los aspectos de la vida del centro

Mantiene los privilegios de la Iglesia Católica, imponiendo como asignaturas evaluables la religión y su alternativa.

No contempla ni las necesidades de desarrollo de los niños y niñas de Educación Infantil, porque rompe la unidad de esta etapa tan fundamental en el desarrollo de los alumnos, por que avala la barbaridad de instalar guarderías en lugares sin las mínimas condiciones.

Jamás se hizo un ley despreciando  tan olímpicamente la opinión la opinión y la participación de los sectores afectados.

Hay muchísimos otros porques que podríamos seguir enumerando. Es tiempo de reflexionar, sin duda.

Pero, este es el tiempo de continuar elaborando alternativas. Es el tiempo  necesario de informar a los padres y madres de lo que sus hijos están perdiendo con la puesta en marcha de esta Ley. Es el tiempo de alertar a la sociedad española y advertirla de los peligros que corre con la actual situación de la Escuela Publica, uno de los pilares del Sistema democrático. Es el tiempo de reunirnos el profesorado y poner en evidencia las lagunas de esta ley, las grietas que tiene, las necesidades que tenemos, como vemos la educación sobre la que nadie nos ha consultado.

También es tiempo de elecciones. Hay elecciones en marzo. Y esta Ley no seguirá adelante con una nueva mayoría en el Parlamento. Pedimos a los sectores más progresistas de la sociedad, de la educación, de los Partidos Políticos, de los Sindicatos una movilización real y efectiva que consiga esa nueva mayoría, ese cambio. Dentro de tres meses. En marzo. La cita es en marzo.