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“¿Ser maestro/a?…Cójase un gran tazón, échese treinta gotas de cariño, veínte de alegría, veintiseís de coraje….júntese con vitaminas y tómese despacio”

Los maestros/as tenemos la obligación, la responsabilidad y la oportunidad única de favorecer, impulsar y organizar las experiencias de aprendizaje que permitan a cada alumno/a:

DESCUBRIR el deseo de aprender, de leer y escribir; el deseo de pintar , de crear de nuevo; el deseo de mirar, de ver y observar, y observando, conocer lo que le rodea para conservarlo y mejorarlo.

EXPERIMENTAR cómo son las cosas y cómo se relacionan entre sí, cómo se ordenan y se asocian: experimentar las posibilidades del propio cuerpo, su potencial expresivo, su fuerza y su resistencia, sus límites; descubrir a los que le rodean y experimentar la alegría de compartir, de ayudar y dejarse ayudar, de tener amigos; de resolver problemas entre varias personas; experimentar el deseo de comunicarse y recibir información, de matizarla e incorporarla.

DISFRUTAR de la música, de la poesía; disfrutar inventando historias, contándolas y representándolas; disfrutar conociendo otros mundos y otros personajes a través de la lectura, recreándolos en la propia escritura.

Los maestros y maestras seremos artífices de que cada niño y niña encuentre su campo satisfactorio de aprendizaje y realización personal, si le ofrecemos una riqueza y variedad suficiente de experiencias para que probando pueda encontrarlo.

DEBEMOS proporcionarles los instrumentos básicos para acercarse a cada uno de los campos del saber y de la experiencia humana, de modo que encuentre su satisfacción personal; debemos crearle y mantenerle la necesidad de aprender y disfrutar con ello; reforzar la responsabilidad de probar e insistir para sacar el jugo a sus experiencias vitales y de aprendizaje; enseñarle a ser riguroso, ordenado y trabajador….especialmente en aquello que despierte su apetencia; enseñarle a buscar en los otros el apoyo para superar dificultades, el complemento para sus carencias; a ver en los otros, personas con quién compartir hallazgos y afectos, con quienes celebrar el contento y sobrellevar tristezas; a ver en el otro al amigo, al colaborador y no al enemigo y al competidor.

Tenemos la posibilidad de influir de forma única en cada uno de los alumnos y alumnas con quienes nos relacionamos porque frente a otros agentes educativos, nuestra relación es interpersonal y afectiva, los conocemos y los llamamos por su nombre, compartimos muchas horas en las que somos organizadores de su tarea; porque somos mediadores entre su persona y el saber; porque si estamos atentos, oiremos sus pensamientos, veremos saltar la chispa de la curiosidad y el deseo de aprender, la sorpresa en sus ojos por lo aprendido, porque somos testigos de los descubrimientos básicos y podemos reforzarlos en el momento en que se producen; porque somos juez y parte en su aprendizaje; y por fín, porque cuando los evaluamos, nos evaluamos a nosotros mismos, y tenemos que preguntarnos qué parte de lo que saben se debe a nuestra acción educativa intencionada y qué parte a su actividad mental y afectiva, a su saber, a su saber hacer y a su querer aprender, y por tanto, en qué medida lo hemos favorecido o entorpecido.

MAESTROS Y ALUMNOS estamos unidos en el binomio indisoluble enseñanza-aprendizaje. cuanto más intencionado sea por ambas partes, mejores resultados y más satisfacción nos reportará a ambos.

JUNTA DIRECTIVA ACCIÓN EDUCATIVA