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NUVOL

 

Los días 21, 22 y 23 de noviembre tuvimos la oportunidad de participar en el IV Congreso de los Movimientos de Renovación Pedagógica en Lleida. En él nos encontramos cientos de profesionales y activistas de los diferentes Movimientos. Gente distinta pero a la vez con una historia, un diagnóstico y una reflexión compartida. Anteriormente en Segovia, en una primera parte de este Congreso, se habían acordado y marcado las ideas fuerza que proporcionarían un plan de acción y trabajo conjunto futuro.  

El primer día comenzó ya marcando una gran diferencia. Se organizó una mesa redonda de estudiantes en la que plantearon su mirada de la educación. Es difícil empezar un debate si no damos y toman la palabra aquellas que son protagonistas de este proceso. Además, a lo largo de todo el fin de semana intentamos responder a una pregunta clave: ¿Y el lunes qué?  No podemos olvidarnos de la responsabilidad individual que tenemos todas las personas que participamos en los diferentes proyectos educativos. Estamos construyendo discursos colectivos que nos ilusionan, nos motivan y ayudan a caminar pero al mismo tiempo este discurso no puede convertirse en un fin en si mismo. No puede ser una mera declaración de intenciones, ha de ser una herramienta que posibilite y materialice practicas y compromisos individuales. Para intentar responder a esta pregunta se organizaron grupos de trabajo con el objetivo principal de realizar propuestas concretas de actuación en relación a cuatro ámbitos: aula, profesorado, centros educativos y sociedad. De estos salieron acuerdos que se publicarán en el documento de conclusiones del Congreso. Aun así, se hizo explícito la necesidad de realizar una reflexión personal para intentar responder ¿y el lunes qué? Qué puedo hacer yo cuando el próximo lunes comience la semana y me encuentre en mi aula, en mi centro, en mi entorno para que algo empiece a ser diferente. Qué puedo hacer yo para empezar a abrir brechas individuales contra prácticas que son contradictorias y que cada día llevamos a cabo reproduciendo el modelo frente al que nos situamos y que el discurso hegemónico nos ha impregnado. 

Ante la situación actual de la educación se plantea la necesidad de educar y aprender en un nuevo escenario de injusticia e insostenibilidad. Algunas ideas que se repitieron fueron, como no podía ser de otra forma, la defensa de la escuela pública, la lucha contra las inequidades que se reflejan en la escuela, la necesidad de democratizar la educación, de hacerla inclusiva y de abrir la escuela a su entorno más próximo, entre otras muchas. Esto nos deja una cuestión muy clara: el diagnostico lo conocemos. Ahora hay que ponerle tratamiento. Por supuesto que tenemos la obligación de seguir denunciando todos y cada uno de los ataques que se producen a la escuela. Por supuesto que tenemos la obligación de seguir abriendo foros que cuestionen el modelo actual de educación y que planteen un nuevo horizonte. Pero este fin de semana se nos hizo una invitación y un regalo que no podemos dejar pasar y va mucho más allá: la necesidad de coherencia y compromiso.

Tenemos la oportunidad histórica de construir un nuevo panorama social y educativo pero esto no nos puede obligar a comenzar una carrera de fondo hacia adelante y olvidar los obstáculos cotidianos frente a los que nos encontramos. Necesitamos compromisos individuales e inmediatos que hagan posible esta transformación. 

Estamos en un momento en el que debemos ser viento y rodear el árbol por ambos lados y entre cada una de las ramas. No podemos chocarnos eternamente con el árbol. Por eso nos preguntamos ¿Y el lunes qué? Cada uno daremos una respuesta diferente pero hay algo que compartimos: Dejaremos de apretar los dientes y cerrar los puños de rabia. Comenzaremos a caminar hacia el horizonte si nos comprometemos a pequeñas acciones sencillas y lentas que nos permitan transformar la educación y la sociedad.