Como decíamos ayer…,
o como queremos seguir diciendo ahora, volvemos a convocar nuestra Escuela de Verano como un espacio de acción y de palabra. Dos elementos esenciales en la Educación que ni el tiempo, ni las circunstancias históricas que conlleva han desdibujado. El contexto social en que vivimos hoy está caracterizado por cam-bios profundos que nos llevan a vivir con incertidumbre los acontecimientos que van marcando nuestras vidas. Es un contexto en el que el día a día se vive a un ritmo tan acelerado que nos faltan las claves para que pueda ser entendido en toda su magnitud y profundidad. Las escuelas de verano de los Movimientos de Renovación Pedagógica, y en este caso las que organiza desde 1976 Acción Educativa, son una oportunidad que se nos ofrece cada año para detenernos en el tiempo y dedicar unos días a la reflexión, a poner la mirada en nuestro pasado referencial y en nuestra memoria, al aprendizaje compartido, a la comunicación de experiencias educativas, a la experimentación poética, a la ampliación de nuestro espectro cultural, la profundización en los conocimientos pedagógicos…
Es la vivencia de encontrarnos en un “nosotros” que experimenta el placer de descubrir relaciones inéditas e inexploradas hasta ahora, que comparte realidades y sueños, preguntas y búsquedas, dudas y pequeñas seguridades que nos ayudan a caminar de la mano en este proceloso acontecer.
El dominio del poder neoliberal, como potenciador del individualismo, de la destrucción de lo colectivo y lo público, y de la competencia más feroz, pretende arrasar con todo lo que apunta a un modelo educativo transformador, que tiene como referente el modelo de escuela pública que defendemos y procuramos hacer real en la cotidianeidad de nuestra actuación en las aulas y en los centros educativos.
El último año ha estado muy centrado en la contestación a la nueva ley de educación. Nosotros entendemos que es un elemento más a tener en cuenta en el nuevo contexto en el que se desenvuelve la educación en nuestro país. No estamos de acuerdo con el modelo educativo que se propone: selectivo, autoritario, confesional, jerárquico, anticientífico, privatizador, excluyente, segregador, clasificador, individualista, competitivo, incoherente…
Educar y aprender en este contexto requiere un compromiso ético y político mayor con el alumnado para poder seguir profundizando en las prácticas pedagógicas innovadoras que venimos promoviendo desde hace mucho tiempo.
Nuestras escuelas de verano son un espacio y un tiempo en el que se desarrollan diversos aspectos del quehacer profesional comprometido con la práctica pedagógica, con la propia autoformación y con el modelo de escuela pública que proponemos. En ellas se explicita la realidad de comprendernos como aprendientes reflexivos y críticos. Buscamos respuestas a las cuestiones clave en la transformación global emancipatoria del sistema educativo y de sus protagonistas, promoviendo la centralidad del alumnado, la consolidación de un modelo de formación permanente basado en la cooperación y comunicación entre iguales, el protagonismo del propio profesorado, la reflexión sobre la práctica y la comunicación de experiencias innovadoras y transformadoras en los centros educativos y en las aulas. También cuidamos el encuentro humano y profesional donde reconocerse como educadores-autores de la vida que vivimos en los centros educativos. A su vez, y este aspecto es muy relevante para nosotros, se han convertido en un espacio y un tiempo de fiesta y celebración de la vida en los que es posible una relación humana y educativa radicalmente diferente a la impuesta por el poder.
Por ello, en la idea de seguir transformando la escuela, comprometidos con la renovación pedagógica y el trabajo colectivo, os invitamos a seguir pronunciándoos, a tomar la palabra con nosotras y nosotros.
Rescatamos lo que decíamos ayer… y hacemos vibrar desde ahí, con fuerza, nuestro mensaje ahora.
José Domínguez y Julio Rogero