En Acción Educativa, entendemos por diversidad, aquella que incluye todas las categorías que genera la sociedad (en base a excluir o a incluir dentro de unos cánones normativos) atendiendo al género, orientación sexual, cultural, situación social, económica, edad, etc.
En consecuencia, la escuela en la que creemos y por la que trabajamos debe reconocer y valorar todas estas diversidades, acogerlas y respetarlas.
Alcaín Martínez (2005) sostiene que “una parte sustancial de las dificultades y desventajas que tienen las personas con discapacidad, no son atribuibles a sus propios déficit y limitaciones, sino a carencias, obstáculos y barreras que existen en el entorno social.” En este sentido, un entorno favorable o desfavorable permitirá o dificultará nuestra vida cotidiana dentro de la sociedad y que permita tener en cuenta todas las diferentes capacidades de las personas.
Por tanto, habría que cambiar la mirada, el problema no está en las personas sino en los entornos y por tanto debemos dejar “la cultura del handicap para pasar a la valoración de la diversidad”. Es así que desde Acción Educativa proponemos crear entornos en los que la diversidad suponga una riqueza para todas las personas. Agudizando la mirada para descubrir las peculiaridades individuales.
Autores como Echeita, Blanco, Ainswood, hablan de tener en cuenta varias dimensiones que están completamente ligadas a la idea de inclusión educativa:
- Derecho a una accesibilidad física, cognitiva y sensorial a los espacios como medio de reivindicación y bienestar social; dando visibilidad a la variabilidad y riqueza de personas que conformamos la sociedad.
- Conseguir una participación adecuada que conozca, acepte y utilice los diferentes lenguajes y formas de comunicación. Es decir, partir de los 100 lenguajes que usamos las personas: corporal, musical, plástico, audiovisual…; utilizando todos los medios de comunicación aumentativa y promoviendo el uso y disfrute de materiales de diseño universal.
- Igualdad de oportunidades de acceso y disfrute de a todas las actividades, generando aprendizajes significativos. Logrando sacar el máximo partido a las posibilidades de cada persona y potenciando el desarrollo integral y global durante la infancia.
De ahí la importancia, de luchar por una auténtica Inclusión Educativa que permita potenciar el desarrollo integral de cualquier persona desde su niñez.
La INCLUSIÓN nos aporta las condiciones adecuadas, ya que es una propuesta educativa que parte de la valoración de la diferencia como elemento enriquecedor para el desarrollo personal y social. Para ello, se parte de la diversidad existente promoviendo la participación activa de todo el alumnado, evitando cualquier tipo de selección o discriminación.
Para lograr la inclusión de todo el alumnado es necesario tener en cuenta las distintas necesidades individuales, en el marco de un aula, ofreciendo diferentes posibilidades con el fin de lograr que todas las personas, independientemente de sus singularidades, accedan a los mismos derechos; es decir, que en la práctica se traduzca en igualdad de oportunidades reales.
Para ello es necesario partir de tres premisas fundamentales:
- Conocer, aceptar y respetar la diversidad existente.
- Actuar conforme a dicha diversidad:
- Hay que generar estrategias flexibles que permitan aprender desde distintas situaciones.
- Se ofrecerán recursos necesarios para que el alumnado pueda acceder a los aprendizajes.
- Aceptaremos y valoraremos, dentro de una misma actividad, resultados diversos.
- Generar espacios democráticos de participación y colaboración, que potencien vínculos entre las personas.
Hablamos pues en términos de derechos; es decir, crear puentes para asegurar una participación entre iguales, sin relaciones asimétricas, jerarquías o distinciones que generen la marca de la exclusión.
El objetivo final de la educación inclusiva es contribuir a eliminar la exclusión social que resulta de las actitudes y las respuestas a la diversidad racial, la clase social, la etnicidad, la religión, el género o las aptitudes, entre otras posibles. Por tanto, se parte de la creencia de que la educación es un derecho humano elemental y la base de una sociedad más justa (Blanco, 2010).
Apostamos por eliminar esas barreras construidas en el campo político, económico y social Por considerar que dichas barreras siempre repercuten negativamente en las personas más desfavorecidas.
Puesto que el acceso a una educación es un derecho como regulado en:
- La Declaración Universal de derechos Humanos (1948): Art. 1 “Todos los hombres nacen libres e iguales en dignidad y derechos (…)”.
- El Pacto Internacional de derechos sociales, económicos y culturales (1966) Art. 2 debemos “Garantizar a todos los individuos los derechos reconocidos, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma,religión, opinión política o de otra índole, origen racial, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social”.
- La Carta de Derechos Fundamentales de la UE (2000) “La unión está fundada sobre valores indivisibles y universales de la dignidad humana, la libertad, la igualdad y la solidaridad”.
- La Constitución española en su artículo 27 que dice que “Todos tienen el derecho a la educación”. Y su artículo 14 “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”.
- Ley 3/2016, de 22 de julio, de Protección Integral contra la LGTBifobia y la Discriminación por Razón de Orientación e Identidad Sexual en la Comunidad de Madrid. Artículo 1 “Todas las personas LGTBI tendrán derecho a ser tratadas en condiciones de igualdad en cualquier ámbito de la vida, en particular, en las esferas civil, laboral, social, sanitaria, educativa, económica y cultural, así como a una protección efectiva por parte de la Administración de la Comunidad de Madrid en aquellos supuestos que sean víctimas de discriminación y delitos de odio, o sufran trato discriminatorio, vejatorio o degradante por orientación sexual, identidad de género o expresión de género”.
- Y la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad y su Protocolo Facultativo en su artículo 24 educación, reconoce el derecho de las personas con discapacidad “a acceder a una educación Primaria y Secundaria inclusiva, de calidad y gratuita, en igualdad de condiciones con las demás, en la comunidad en la que vivan”.
Todo ello nos obliga, desde el ámbito educativo, a atender a las necesidades de todas las personas, generando un sistema que responda a la singularidad y que evite la exclusión.
En esta línea debemos entender que una escuela diversa implica:
- Un proceso de reflexión conjunta, en el que cada miembro de la comunidad educativa tiene derecho a participar con su presencia y experiencia, creando ambientes seguros y cooperativos que ayuden a la autoafirmación y que permitan voz y voto a toda la comunidad.
- Supresión de barreras, no solo físicas sino también afectivas, sociales e intelectuales, entendiendo el aprendizaje y la evaluación como procesos abiertos, flexibles, formativos y singulares, encaminados al desarrollo personal y social; que potencie una enseñanza personalizada y solidaria frente a la homogeneización e individualización.
- Evitar la reproducción social. Hay que impedir que los centros educativos segreguen, marginen a grupos enteros o a individuos, y evitar que se haga una reproducción de las condiciones de desigualdad social y económica.
- Evitar el relativismo cultural, establecer un currículo intercultural, evitando posiciones etnocentristas.
- Favorecer una escuela que se fusione con el entorno, que promueva una educación en y para la vida.
- El uso de un lenguaje diverso e inclusivo, puesto que el lenguaje crea realidad y necesitamos generar modelos e imaginarios diversos con los que identificarnos.
Nos encantaría tener un gran pincel que diluyese dichas barreras y que pudiese pudiera plasmar en el lienzo todos los colores de todas las personas.
Desde esta Escuela de Verano, invitamos a crear un gran lienzo en el que plasmar todos los colores que nos conforman a cada una de las personas.