La andadura de Acción Educativa comienza en el año 1975, año en el que convocamos nuestra primera Escuela de Verano. En ese momento la sociedad española cobraba un inusitado dinamismo, la represión también y a pesar de que las huelgas y las manifestaciones se iban extendiendo por todo el país, el asociacionismo seguía estando duramente reprimido.
La Educación se hallaba también en un momento de extrema dificultad. No sólo porque la Ley General de Educación de 1970 no viniera acompañada de la pertinente Ley de Financiación, aunque tuviera la valentía de elaborar un Libro Blanco, si no porque desde un punto de vista político, tampoco interesaba apostar por esta Ley.
La universidad y las fábricas eran los focos de resistencia al franquismo. Fueron años de cierres, asambleas, manifiestos… en los que todo estaba dispuesto para un cambio que parecía retrasarse eternamente.
La formación de los maestros y maestras estaba sumida en una de sus mayores crisis. No existía ningún plan de formación permanente y la formación inicial estaba asentada en unas bases pedagógicas anacrónicas y vinculada a una ideología autoritaria, sin ninguna relación con la nueva sociedad que ya se atisbaba en el horizonte.
Acción Educativa surge por la necesidad que teníamos de sacar a la escuela, a la educación, a la pedagogía y a la sociedad en general, del desolador panorama en el que se encontraban.
Como profesionales de la educación estábamos insatisfechos con la formación recibida y con la falta de espacios y equipos de trabajo en la escuela y en la misma sociedad, a través de los que nos pudiéramos replantear el quehacer de cada día, profundizar en la cotidianeidad de nuestro trabajo, desterrar los viejos modos de enseñar, y educar incorporando al trabajo escolar los avances que se habían producido, sobre todo en la psicología y en la pedagogía.
Por aquel entonces, corría la mitad de los años setenta y estaba en marcha la Ley de Educación. Una ley que en principio supuso un cambio cualitativo para la educación en España, ya que regulaba la obligatoriedad de la enseñanza de los seis a los catorce años para todos. Pero la escuela estaba anquilosada. El MEC, la inspección o los medios oficiales, estaban demasiado lejos de la escuela cotidiana, del maestro de a pie. Pensábamos que era necesaria una verdadera transformación de la escuela, cuyos contenidos no fueran los mismos, en la que las relaciones de comunicación no estuvieran basadas exclusivamente en la autoridad, en la que los padres y madres ocuparan un lugar importante de participación. Una escuela en la que los alumnos y las alumnas investigaran conjuntamente con su profesor, en la que las niñas y los niños fueran los arquitectos de su aprendizaje.
Para iniciar este camino echamos una mirada a lo mejor de la historia educativa de nuestro país. También acudimos a aquellos autores que en la historia del pensamiento educativo apostaban o habían apostado por la Escuela Nueva. Sabíamos de un punto de referencia obligada; el período en el que la educación y la escuela fueron más prestigiadas que nunca: la Segunda República.
La búsqueda de las señas de identidad quedó en parte satisfecha con la lectura de las obras de la Institución Libre de Enseñanza que estaban a nuestro alcance. También leímos las traducciones de Celestin Freinet o las del Movimiento Cooperativo para la Escuela Popular (MCEP). Influyó la experiencia y las reflexiones que estaban llevando a cabo en el municipio de Reggio Emilia. Allí Gianni Rodari, Francesco Tonucci, Tomaso Alfieri, Bruno Ciari, Mario Lodi, Franco Passatore y tantos y tantos otros, estaban marcando un hito histórico en el pensamiento educativo de Occidente.
En Cataluña el Movimiento de Renovación Pedagógica Rosa Sensat nos dio la oportunidad de relacionarnos con otros colectivos que buscaban, una transformación social y educativa del Estado español.
Incidió de modo decisivo el auge de las corrientes transformadoras de los años sesenta y setenta. París, Berkeley, Adorno, Calvino o Marcuse nos mostraron una mirada transformadora del mundo y de la educación.
Con todo este bagaje empezamos, queríamos ser un movimiento abierto, democrático, pluralista en el que se pudiera participar, investigar y luchar por la escuela que deseábamos. Nuestro interés se fue centrando tanto en las didácticas de las diferentes áreas como en la incorporación de actividades que estaban siendo marginadas de la escuela y, por lo tanto, había un desconocimiento mayor de ellas: literatura infantil, expresión, estudio del entorno o la incorporación a la escuela de los medios de comunicación, haciendo un hincapié especial tanto en los procesos creativos como en el aprendizaje de una metodología contrastada y válida.
Nos interesamos también por los aspectos de política educativa, para participar en un determinado sistema, es necesario conocer su estructura y sus mejoras posibles, así como el papel que cumple y se le otorga en el contexto social.
En este movimiento, participan miles de maestros y maestras a través de encuentros, cursos de formación, grupos de trabajo…, de padres y madres que toman conciencia de la importancia de transformar la práctica docente y de dar pasos que facilitaran el camino hacia una sociedad libre y democrática.
Acción Educativa generó espacios de reflexión, de intercambio, de investigación didáctica, promovió labores editoriales relacionadas con el mundo educativo, organizó escuelas de verano para la formación continua, constituyó plataformas que exigían la democratización del sistema educativo y de la sociedad y ayudó a construir una sociedad sobre fundamentos de participación.
Tras la consolidación del sistema democrático, nuestra acción se centra en vertientes didácticas, de reflexión pedagógica, de creación de pensamiento, de impulso a experiencias educativas innovadoras, sin abandonar nunca la visión sociopolítica de la educación y la globalidad del sistema educativo.
En la actualidad Acción Educativa trabaja por la transformación social y cultural, con una fuerte dosis de utopía, con la idea de revolucionar la escuela desde la práctica docente, trabajando con todos los sectores de la comunidad educativa por una Escuela Pública con unas mayores cotas de calidad, participación y democracia.